miércoles, 20 de octubre de 2010

COMPAÑERO

(ESCRITO, ANÓNIMO, RECIBIDO EN EL CORREO DE LA MÁCULA, EN EL DÍA DE AYER)




Siempre dentro de mí,
bufo y aciago compañero de viaje.
Compañero de un éxodo sin retorno,
Imposibilitado a recuperar ese tiempo ya lejano y pasado,
Pero no olvidado.
Ese tiempo, que avanza ahora ávidamente, dejando
equipajes y quimeras, repartidos por salas de espera
en decenas de estaciones que nos dejamos atrás.
Juntos, sufrimos, reímos, gozamos, fingimos, disfrutamos y sentimos.
Entre los dos hubo enfados, riñas, controversia y diversos puntos de vista
Faltos de razón, desmesurados y alejados de la pura lógica.
Circunstancias, en las que en mayor parte, tuya era siempre la victoria.
Tu ímpetu, generoso, tierno, dócil, cariñoso y afable, dictaba sentencia.
Y aunque a veces engreído, caprichoso, aventurero y loco,
Siempre fuiste el mejor de los consejeros,
Mi gurú, y mi tabla de salvación
En tantos ofuscados momentos y situaciones.
Perdona, si a veces no te entiendo ni comprendo.
Veces, en la que te esfuerzas por mostrarme
el sendero a tomar,
pero existen instantes, décimas de segundos incluso,
en los que debo cerrarte las puertas.
Necesito aislarte.
No verte ni saber que estás ahí.
Necesito, que mi alma, esa compañera que anida junto a ti,
Alimentándose de tus suspiros,
Me ayude a no oírte, a no atenderte, a no sentirte.
Necesito, que juntos logremos no responder a tus impulsos.
Pero, tú.
Infatigable, robusto, insistente y locuaz, te impones a nuestra voluntad.
Utilizas esos precisos momentos,
Para establecer una lucha que se hace feraz y hasta dramática,
Tu fuerza, llega hasta cortarme la respiración.
Hasta asfixiarme y alterar la última de mis células.
Me corroes por dentro sin piedad alguna,
Hasta hacerme sentir ofuscado ante el milagro de la vida.
Hasta hacerme notar que la sangre, con fuerza y diligencia,
Brota a raudales por todo mí ser.
Hasta hacerme ver que buscas lo mejor para mí.
Buscas, que halle de nuevo, el deseo, la pasión y la ternura.
Y en tu visceral labor, no atiendes a nada, ni quieres que te cierre las puertas
Anhelas que disfrute de estas sensaciones y sentimientos.
Pero, déjame decirte
Que tu eterna juventud,
Impetuosa, desafiante y arrogante,
Tropieza a menudo con la cruenta realidad,
sin dejarte ver nada más que tu propio encierro.
Sin dejarte ver lo que a tu compañero le rodea, para poder entenderlo.
Pero, eternamente, gracias.

2 comentarios:

Mary dijo...

Muy bonitas palabras cargadas de sentimientos encontrados y repletas de mensage.

Un abrazo.

Edurne dijo...

GUAUUUUUUUUUUUUUU,si me escriben algo así...madre mía ya puedo sentirme orgullosa.

Besos.